Life can happen quickly — you know the feeling — doesn’t it seem like you just celebrated a birthday or anniversary and you just turn around and it’s time to celebrate that occasion again! Annual celebrations in life that are just suddenly here. Lent is one of those celebrations. Wait a minute. Lent is a celebration? We “observe” Lent; we may even “suffer” through Lent, but have you ever thought of it as a time to celebrate? The Church invites us to enter into this sacred time and live in a new way our preparation for Easter.
To celebrate Lent identifies us with our faith. To live and celebrate Lent aligns us with our tradition. Our faith teaches us that this is a time where there is a space for God and that it is important. We recognize that not all days and all times of the year are equal. Your life changes; you yourself change from year to year, so we need not live Lent in the same way every year. Here are ways to live and celebrate this Lent.
1. A Christ-Centered Lent: Christ is the center of everything including the liturgical season of Lent; Christ in his suffering is the road. Other roads will be good if they lead to Christ. Other doctrines, gifts, devotions are worth something if they lead Christ. Nothing is more important than the love of Christ.
2. A Contemplative Lent: Hear the voice of God through silence and contemplation. Be alert and attentive to the building of His kingdom as you listen to his voice. The contemplative life is so close to the mystery of God that it is beyond the world to understand.
3. An Ecclesial Lent: Lent lives in “Church” so that Christ’s community feels more like “Church.” The community is the common bond to Christ. In community life we are called to be effective and truly united with Christ and with each other sharing all from the deepest levels.
4. A Sacramental Lent: Rediscover our baptism where we were “submerged” into the death and resurrection of Christ and filled with his Spirit for confirmation. Look at the sacrament of reconciliation as a way which leads us to reconcile with God and with your brothers and sisters. Receive the Eucharist conscientiously, living it in faith and love.
5. A Samaritan Lent: Deeply love, serve, help, and live in solidarity with others, especially the suffering and the needy. Try not to be discouraged over the distances and divisions within the Church. Be the agent of unity in the community. Give without expecting reward and give with love.
6. A Joyful Lent. When you fast, when you pray, when you give alms, do it always with evangelical joy. Christian joy is to permeate our whole life. It must be a sign of our identity. The celebration of Lent — the way of Passover is to provoke in us an experience of profound joy. We must be the community of joy, a people of the Beatitudes feeling their presence in our weakness because we believe in Jesus.
— Father Salvador Gonzalez
Es Cuaresma otra vez!
Algunas cosas en la vida son seguras que van a llegar muy rápido. Año tras año, la Cuaresma nos llega de sorpresa. Celebrar la Cuaresma forma un signo de identidad de nuestra fe. Vivir y celebrar la cuaresma es más que una “observancia” es reconocer -además de nuestra pertenencia a una tradición-, que en nuestra valoración del tiempo hay un espacio para Dios; que para nosotros es Alguien importante, muy importante. Es, sencillamente, reconocer que no todos los días ni todos los tiempos del año son iguales. Por lo tanto no tenemos por qué vivir la Cuaresma de la misma manera todos los años.
La Iglesia nos invita a entrar en este tiempo sagrado y vivir de una manera nueva nuestra preparación a la Pascua.
Aquí les propongo algunos enfoques diferentes para vivir esta Cuaresma
1. Cuaresma cristocéntrica. Cristo es el centro de todo tiempo litúrgico incluyendo la Cuaresma; Cristo en su estado de sufrimiento y muerte a causa del mal y al servicio de nuestra conversión y de nuestro perdón. El centro es Cristo. El camino es Cristo. Otros caminos serán buenos si conducen a Cristo. Otras doctrinas, carismas, devociones valdrán algo si desembocan límpidamente en Cristo. No anteponer nada al Amor de Cristo.
2. Cuaresma contemplativa: Contemplar para escuchar la voz de Dios. Para estar pendientes y atentos a la construcción de su Reino. La vida contemplativa se acerca tanto al misterio de Dios que el mundo no la entiende.
3. Cuaresma eclesial: Cuaresma vivida en “Iglesia” para sentirnos más “Iglesia”, más comunidad de Cristo. La comunidad es la común unidad de cada uno y de todos con Cristo. La vida comunitaria no consiste en estar juntos o en cooperar para una determinada tarea de carácter social o apostólico, sino en estar afectiva y realmente unidos con Cristo y entre sí compartiendo todo desde los niveles más profundos.
4. Cuaresma sacramental: Redescubrir el bautismo con que fuimos injertados en la muerte y resurrección de Cristo y llenados de su Espíritu por la confirmación. Revisar el sacramento de la confesión para vivirlo desde una actitud penitencial que nos lleve a la reconciliación con Dios, y con los hermanos. Vivencia de la Eucaristía, celebrada conscientemente, desde la fe y el amor.
5. Cuaresma samaritana: Amar de verdad, servir, ayudar, solidarizarse con los demás, especialmente con los que sufren y con los más necesitados. Procurar no agriar más las distancias y divisiones dentro de la Iglesia. Ser fermento de unidad en la fraternidad. Dar sin esperar recompensa y darlo con amor.
6. Cuaresma llena de alegría: Cuando ayunes, cuando ores, cuando des limosna, siempre con alegría evangélica. La alegría cristiana ha de impregnar toda nuestra vida. Debe ser como un signo de nuestra identidad. La celebración de la Cuaresma —camino de la Pascua— ha de provocar en nosotros una experiencia de profunda alegría. Hemos de ser la comunidad de alegría, el pueblo de las Bienaventuranzas porque creemos en Jesús y conocemos su presencia en medio de nuestras debilidades.
— Padre Salvador Gonzalez