(Editor’s note: To include our Latino brothers and sisters in The Messenger, we invited Fr. Salvador Gonzalez, OMI to write on issues important in the Catholic Church. We include both the English and the Spanish, and we will publish a column like this as often as space permits.)
The vocation to mission is a call of service to God and the Church; it is an option of life.
First of all — what is meant by “mission”? There are two distinct uses of that word.
One is the overall mission of all baptized Christians. We say that the Church is missionary because she received from Jesus Christ the task (mission) to evangelize, that is, to make the whole world know Christ and live in communion with him and his Gospel.
All members of the Church share in this mission. Their witness of Christian life proclaims Jesus Christ to others by their lives and actions to others. This broad sense of the term mission affirms that “every Christian is a missionary by virtue of baptism received” (cfr. Rmi 71).
In this sense, any Christian would fulfill their mission by bringing the words and spirit of Jesus Christ into their everyday personal and work lives.
One could say that everything the Church is called to do, fulfills this mission.
The second use of the word “mission” is the specific mission. There are some men and women who are specifically oriented to proclaim the Gospel to non-believers and to Christians who have lost contact with the Gospel and the Church.
This is a special vocation that people are called to by God. It is to this mission and these missionaries, to which we refer.
A missionary is someone who has a deep and abiding motivation for mission and whose motivation for the mission is the sincere and ardent desire to make Jesus known and loved by those who do not know him as well as the one who knows and loves him.
We talk about the missionary activity of the Church but what is that?
Missionary activity is the ecclesial activity carried out — the evangelization of non-Christians (First Evangelization and Mission of evangelization) or Christians who have fallen away from the Church (new evangelization). Those who perform this missionary activity are designated by the title of “missionaries”.
Missionary activity, pursues the following three objectives 1) to proclaim Christ to those who do not know him 2) to seek the establishment of the Church and to strengthen it when there is no active community life and evangelization. And finally, 3) to promote Gospel values, such as peace, justice, freedom, and brotherhood.
To learn more about the urgent need and importance of the Mission of the Church please read: Redemptoris Missio by Saint Pope John Paul II.
— Fr. Salvador Gonzalez, OMI,
pastoral staff, shrine
La vocación a la misión es un servicio a Dios
(Con el fin de incluir a nuestros hermanos y hermanas en El Mensajero latino, contamos con la ayuda del P. Salvador González, OMI para escribir sobre temas importantes en la Iglesia Católica.)
Un misionero es la persona que posee una motivación profunda y sincera para la misión. Y esa motivación para la misión consiste en el deseo sincero y ardiente de que Jesús sea conocido y amado por quienes todavía no lo conocen, así como uno lo conoce y lo ama.
¿Qué queremos decir con Misión?
Antes que nada, es necesario explicar qué se entiende por Misión y por Misionero. Podemos distinguir dos usos bien específicos de la palabra misión:
La Misión general de toda persona bautizada: Decimos que la Iglesia es Misionera porque ha recibido de Jesucristo el encargo (misión) de evangelizar, en otras palabras, de hacer que toda la humanidad conozca a Jesucristo y viva en comunión con El y su Evangelio.
Todos los miembros de la Iglesia, son participantes de esta misión, en tanto que con su testimonio de vida cristiana proclamen con su vida y sus acciones a Jesucristo a los demás. En este sentido amplio de la palabra misión, es que se afirma que “todo cristiano es misionero en virtud del bautismo recibido” (cfr. Rmi 71).
De este modo, cualquier cristiano estaría cumpliendo con su misión con el simple hecho de ser un buen cristiano, porque estaría anunciando a Jesucristo con su vida en su familia, en su trabajo, etc.
De la misma manera, podría decirse que toda actividad que hace la Iglesia está ordenada a dar cumplimiento a esta misión.
La Misión específica: Dentro de todas las acciones y actividades que desarrolla la Iglesia, existen algunas que específicamente están orientadas al anuncio del Evangelio a los no creyentes, y a cristianos que han perdido el contacto con el Evangelio y la Iglesia como así también existen personas que se dedican específicamente a realizar esta tarea concreta.
En este sentido, Dios llama particularmente a algunos hombres y mujeres para esta vocación especial. Es a esta misión y a estos misioneros, a los que nos referimos.
Existen distintas formas de participar de esta Actividad Misionera de la Iglesia: Actividad Misionera específica: es la actividad eclesial que lleva a cabo evangelización de los no cristianos (Primera Evangelización o Misión Ad Gentes) o de los cristianos alejados (Nueva Evangelización).
A los que realizan esta Actividad Misionera específica es a quienes con toda propiedad se designa con el título de “misioneros”. La Actividad Misionera específica, persigue los tres siguientes objetivos: Anunciar a Jesucristo a los que no lo conocen.
Procurar el establecimiento de la Iglesia en donde no existe, fortalecerla allí donde existe pero no tiene una vida comunitaria activa y evangelizadora.
Promover los Valores Evangélicos, como son la paz, la justicia, la libertad, la fraternidad
Para leer más sobre la urgencia de e importancia de la Misión de la Iglesia por favor leer: Carta Encíclica “Redemptoris Missio” del Papa Juan Pablo II sobre la validez del Mandato Misionero.
— P. Salvador González, OMI,
Equipo Pastoral del Santuario